mercredi 16 février 2011

Quién no ama a Graciela Iturbide? -Ser una verdadera mujer en Mexico

por Alfredo Salazar


Una mujer en Mexico que vive en el campo se levanta a las 5 de la mañana para encontrar los alimentos para nutrir a toda su familia. En Oaxaca con sus propias manos prepara el fuego con leña al aire libre para cocinar un pollo con arroz, fríe también algunos tomates y le pone hojas de epazote o de cilantro. Se toma un pulque como digestivo. El gesto culinario es una creación fabulosamente artística. El hecho de vivir en contacto con la naturaleza aun en la extrema pobreza, es un gesto casi virginal.

No hay electricidad, no hay gas.

En las grandes ciudades salen a trabajar y hacerse un nombre en la vida profesional. Hablan varios idiomas, tienen varios títulos universitarios.

Las mujeres en Mexico no le tienen miedo a nada ni a nadie

Las artistas plásticos están involucradas con un discurso que critica y disputa toda situacion "anormal" : de Frida Kahlo a Teresa Margolles, por ejemplos.

Una grande, que con su cámara fotográfica ha luchado por realzar el valor y la belleza de estas mujeres " luchonas", con una personalidad y con ese color indígena o criollo en la piel, casi magico, es Graciela Iturbide.

Graciela es uno de los grandes nombres de la fotografía artística de inspiración social y cultural. Su aportación y su talento han sido reconocidos recientemente con la concesión en 2008 del Premio Hasselblad, la más importante distinción mundial en fotografía. A lo largo de cuatro décadas ha ido creando una obra intensa y profundamente singular, fundamental para comprender la evolución de la fotografía en México y América Latina.

Una fotografía cinematográfica, en blanco y negro, con un manejo de la luz y contraste que proyectan un pais lleno de belleza y de una realidad casi surrealista.

Vivir Mexico es como un sueño.

Su particular universo fotográfico, nos sumerge en la teatralidad de lo cotidiano, a través de instantáneas captadas de manera casual por la fotógrafa, pero que parecen hasta montajes, por su perfección. Desde el obturador afloran las mujeres de Oaxaca, los indios Seris de Sonora, los ritos populares de México las imágenes que flotan en la casualidad cotidiana de España, India, Estados Unidos, Italia o Madagascar. La intensidad de su obra radica en una concepción de la fotografía basada en el valor de la experiencia vital.

Para Itubide, fotografiar, es ante todo, conocer. Asumiendo la propia subjetividad, despojando la fotografía de su hipotética verdad totalizadora.

Documenta y fabula, poniendo de manifiesto algunas de las paradojas en las que vivimos inmersos. Su obra nos hace partícipes de una reflexión sobre el mundo en el que el compromiso social no está disociado de una verdad poética.

Hay algunas mujeres que manipulan y que creen que con el impacto mediático que tienen pueden tomar el lugar para ser "honoradas" como lo podrían ser nuestras indigenas que luchan todos los días por sobrevivir en un país que parece olvidarse de ellas. Creen poder tener todo y a todos de su lado. Al menos algunas de las que han sido liberadas en otras ocasiones tenían una digna causa.

Nuestra Señora de las Iguanas, Juchitán, Oaxaca, 1979
Plata sobre gelatina

Antes de la matanza, La mixteca, Oaxaca, 1992
Plata sobre gelatina
Graciela Iturbide

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