El fotógrafo mexicano Lázaro Blanco falleció ayer miércoles 4 de abril, alrededor las 16:00 horas, luego de perder la batalla que libró durante dos años contra el cáncer, informaron fuentes cercanas al artista.
En la figura de Lázaro Blanco (Ciudad Juárez 1 de abril 1938-4 de mayo Ciudad de México 2011), la fotografía mexicana tuvo a un perseverante y apasionado representante y docente. Por más de cuarenta años las paredes de la Casa del Lago de la Universidad Nacional Autónoma de México fueron testigo de su laboren la formación de nuevos fotógrafos.
Físico de profesión, Lázaro Blanco encontró en los principios científicos de la luz, su belleza e importancia como materia prima de la fotografía, de ahí que uniera lo mejor de cada de una de estas profesiones para hacer construir su propio lenguaje visual.
Su archivo concentradecenas de las imágenes que circularon en importantes publicaciones nacionales e internacionales entre las que se encuentran Life, TheNew York Times y The Christian Science Monitor, por mencionar algunas. En cuanto a exposiciones, destacan títulos como 500 fotografías en el Museo de Arte Carrillo Gil, en 1980, Musicantes, en la Galería del Museo Mural Diego Rivera, 1990, Luz en el tiempo en el Palacio de Bellas Artes, Tiempo Cautivo en la Casa del Lago yThephotographsof Lázaro Blanco en la WittliffGalleryofSouthwerternanMexicanPhotography en la Universidad de Texas, en 2010 presentó la que sería su última gran exposición en el Centro de la Imagen titulada Temporarios, la cual reunió 400 fotografías que sintetizaron su productiva trayectoria y a la que asistieron familiares, amigos, público en general y muchos de los fotógrafos que en algún momento cursaron su Taller de Fotografía.
Como fotógrafo Lázaro Blanco fue miembro fundador y vicepresidente del Consejo Mexicano de Fotografía y desde 1969 asumió la coordinación de los talleres de Fotografía en Casa del Lago, espacio en el que trabajó de manera ininterrumpida por más de cuatro décadas. Entre los reconocimientos a su trayectoria se encuentran Mención en el Primer Concurso de fotografía Internacional Centro de Artes Integrales en Caracas Venezuela en 1979, el Premio de Adquisición en le sección Bienal de Gráfica de Salón Nacional de Artes Plásticas en 1982, el Diploma el Mérito de la Revista Fotozoom por docencia en la Fotografía en 1980 y la Medalla al Mérito Fotográfico otorgada por la Fototeca Nacional en 2008.
Como maestro se encargó de que sus alumnos aprendieran las lecciones básicas, que consideraba, debía tener todo buen fotógrafo y que se resumían en tres grandes elementos: la luz, el espacio y el tiempo .
Siempre profesional y exigente con su trabajo, admirador de la pintura, de la música y de la buena lectura supo incorporar lo mejor de autores como Edward Steichen, Ansel Adams, Werner Bischof, Margaret Bourke-White, Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, Robert Doisneau y Eugene Smith.
Disciplinado hasta el final Lázaro Blanco continuaba trabajando en la digitalización de su archivo, así como en la publicación de un libro en colaboración con el Centro de Imagen y la Universidad Nacional Autónoma de México. De igual manera planeaba que su última exposición se presentara en otras sedes dentro y fuera del país.
La fotografía que deja Lázaro Blanco
Cada imagen, cada clase, cada nuevo proyecto profesional era, para Lázaro Blanco el resultado de su enorme capacidad de observación, aprendizaje y reflexión. Mientras preparaba Temporarios, última gran exposición, el fotógrafo llevo a las letras parte de estas apreciaciones, de las cuales a manera de homenaje, reproducimos parte de ellas:
“Esas piezas de realidad transformada que llamamos fotografías, pueden despertar en el observador sentimientos latentes o escondidos sobre su mundo, al permitirle ver, apreciar, interpretar, redefinir, notar y darse cuenta de todo lo que perdió debido a su inmersión en una sorda, ciega sociedad. Los fotógrafos bien pueden representar los clamores de esas pugnas para emerger de la ciénaga y ver la luz.”
“En un principio, mi interés por las imágenes fotográficas estuvo asociado principalmente a lo que de alguna manera formó parte de mi persona desde mi niñez. Recogía toda clase de objetos con los que construía, en mi mente, los más variados juguetes. A lo largo del tiempo, inconscientemente, seguí con la práctica de recoger todo aquello que me parecía de alguna utilidad, ya fuera inmediata o para un posible uso futuro.”
“En 1972, cuando me encontraba más entusiasmado con la fotografía, un texto que cayó en mis manos llamaba a los fotógrafos pepenadores o recogedores de imágenes, entre otras cosas. Eso me hizo reflexionar sobre el asunto y llegué a la conclusión de que había algo de razón en lo ahí mencionado. Pero no sólo eso, también aludía al hecho de que se nos comparaba con mirones profesionales que nos escudábamos en la cámara para depredar. Así y todo, cavilando sobre lo leído, encontré que la idea no era tan descabellada como se podía pensar.”
“Por 22 años estuve yendo a veces hasta tres veces al año a Nueva York, y recogiendo toda clase de imágenes fotográficas, visitando museos y galerías y conociendo gente interesante. La enorme cantidad de imágenes que hice durante de 1967 a 1989, en blanco y negro y color y en los formatos medio y pequeño, son una muestra de mi evolución como hacedor de imágenes fotográficas en un medio distinto al cotidiano, pero estimulante en grado máximo, con una luz muy distinta de la de México.”